El Movimiento al Socialismo (MAS), que ha liderado Bolivia durante casi dos décadas, enfrenta su crisis más profunda. La histórica organización política, fundada por Evo Morales, se ha fragmentado en tres frentes que competirán en las próximas elecciones del 17 de agosto. Esta división se ha visto acelerada por la ruptura entre el expresidente Morales y su otrora protegido, el actual presidente Luis Arce, quienes ahora se enfrentan políticamente.
Sin embargo, el verdadero sismo político ocurrió cuando Andrónico Rodríguez, considerado el sucesor natural de Morales por su cercanía y raíces indígenas, anunció su candidatura presidencial. Rodríguez, de 36 años y presidente del Senado, ha ganado rápidamente popularidad, captando apoyo tanto de exmilitantes de Morales como de seguidores desencantados de Arce. Su figura ha emergido como una nueva esperanza para la izquierda boliviana, que atraviesa un difícil momento debido a la crisis económica.
La crisis económica como telón de fondo
Bolivia enfrenta serios problemas económicos derivados de la caída en la producción de gas, que durante años fue el principal motor de su estabilidad financiera. Esta reducción ha generado escasez de dólares y mínimos históricos en las reservas internacionales, debilitando aún más al gobierno de Arce, cuya gestión ha sido duramente criticada por sectores del MAS.
Rodríguez ha capitalizado este contexto, distanciándose tanto de Morales como de Arce. En sus discursos, aboga por una «izquierda democrática y no autoritaria», cuestionando el modelo económico actual, al que califica de “paternalista” y centrado en el Estado, dejando de lado a las economías privadas, comunitarias y cooperativas.
Un liderazgo conciliador pero controvertido
A diferencia de Morales, conocido por su estilo confrontacional, y de Arce, percibido como un tecnócrata frío, Andrónico Rodríguez se presenta como una figura moderada, dispuesta a dialogar con la oposición. Esta postura ha generado opiniones encontradas. Algunos, como la politóloga Natalia Aparicio, destacan su capacidad para construir consensos, incluso con sectores de derecha. Otros, en cambio, lo ven como un líder sin una posición clara, vulnerable a ceder ante intereses conservadores.
Las tensiones entre Rodríguez y Morales se hicieron evidentes cuando el joven líder optó por asistir a un encuentro con el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero, en lugar de participar en una reunión clave del MAS. Desde entonces, su relación con Morales se ha deteriorado, al punto que el expresidente ha pedido públicamente a Rodríguez que “reflexione y vuelva con su pueblo”.
El ocaso de Evo y el surgimiento de una nueva izquierda
La fractura del MAS refleja no solo una disputa de poder, sino también un cambio generacional. Morales, quien lideró Bolivia desde 2006 hasta 2019, ha visto cómo su influencia se ha reducido, en parte por las acusaciones legales que enfrenta y por su negativa a aceptar su desgaste político. Por otro lado, Arce, quien llegó al poder en 2020 con el apoyo de Morales, ha perdido respaldo debido a su incapacidad para gestionar la crisis económica.
Rodríguez, por su parte, representa una nueva generación de líderes indígenas, formados no solo en el activismo sindical sino también en el ámbito académico. Como vicepresidente de las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba, ha logrado combinar su origen popular con una visión política más pragmática.
Un futuro incierto para la izquierda boliviana
La división del MAS deja a la izquierda boliviana ante un panorama incierto. Morales busca mantener su liderazgo histórico, Arce apuesta por la continuidad del modelo tecnocrático, y Rodríguez emerge como una tercera opción que promete renovación sin renunciar a las raíces indígenas.
Sin embargo, su capacidad para consolidarse como la principal fuerza de izquierda dependerá de su habilidad para unificar a las bases populares que alguna vez fueron el motor del MAS. En un país donde la política está marcada por el simbolismo y la historia, el “hijo del pueblo” podría convertirse en el nuevo rostro de la izquierda boliviana.